El co-diseño, también llamado diseño participativo o colaborativo, es una práctica creativa que involucra a los futuros destinatarios de un producto en su conceptualización y desarrollo, con el fin de optimizar su usabilidad y garantizar la respuesta a las necesidades reales. De esta manera, el objetivo es superar el determinismo impuesto de arriba a abajo por ciertas aproximaciones tecnocráticas en las que los expertos ignoran el conocimiento de los usuarios finales porque presuponen conocer más profundamente cuáles son las soluciones que mejor se casan con sus necesidades. Según algunos estudios, un entorno colaborativo bien estructurado puede ser más fértil y eficaz que la creación individual al proporcionar ideas innovadoras y resultados satisfactorios para todos. Este enfoque, a menudo en los campos del software, la creación artística y cultural o incluso la transformación de los espacios públicos urbanos, todavía se explora poco en la concepción de edificios complejos que requieren conocimientos técnicos y jurídicos especializados. Sin embargo, la arquitectura moderna, especialmente en el campo de la vivienda, ha incurrido con demasiada frecuencia en abusos de determinismo paternalista que han llevado a edificios disfuncionales, inalcanzables, descuidados en las necesidades reales de los diferentes tipos de usuarios o, incluso, inhóspitos, hostiles e injustos desde la perspectiva de los cambios de género o generacionales. Explorar las posibilidades del co-diseño aplicado a los edificios de viviendas públicas puede ser una manera de superar este determinismo arquitectónico, sensibilizando a los futuros habitantes sobre la complejidad de casarse con objetivos opuestos y empoderándolos como un colectivo de personas que tejen barrios incluso antes de convertirse en vecinos de facto.
El edificio de viviendas de dotación para jóvenes de Caldes de Montbui pretende ser pionero en Cataluña en la exploración de los retos y potenciales del co-diseño arquitectónico. El proyecto propuesto por los promotores y profesionales es sólo un punto de partida que garantiza la viabilidad técnica, económica y normativa del edificio, pero está abierto a la participación de los jóvenes de Caldes para enriquecer y mejorar el resultado final. El proceso participativo que definirá gran parte del proyecto no está destinado únicamente a sus futuros habitantes —que aún no son conscientes y que, por definición, son usuarios rotativos—, sino que quieren involucrar a una comunidad más amplia. Por un lado, esta apertura participativa del proceso evitará el clientelismo individualista y garantizará que las decisiones tomadas se adapten al interés general, especialmente en lo que respecta a zonas comunitarias como el jardín o el espacio polivalente. Por otro, facilitará el arraigo del edificio en su contexto inmediato y el establecimiento de complicidades con el tejido social de Caldes. Por último, cuantas más personas participen en la experiencia colectiva, más rico será el conocimiento acumulado basado en éxitos y errores y más fácil será replicarlo, con una filosofía de código abierto, a otras iniciativas similares. La dimensión informativa es el objetivo principal de este sitio web, que anunciará las reuniones programadas [Agenda], recogerá las experiencias [Bitácora] y promoverá la reflexión y el debate a través de contenidos relacionados [Ideas].
En la fase del proyecto, el proceso de co-diseño participativo prevé tres fases consecutivas:
· Una primera reunión informativa y consultiva para dar a conocer el proyecto, responder a cualquier duda que pueda surgir y recoger observaciones por parte de los participantes.
· Una segunda reunión que consiste en un taller sobre el proyecto ejecutivo —mucho más detallado—, en el que se trabajarán aspectos relacionados con la configuración espacial, los acabados de viviendas y áreas comunes y el uso de espacios comunitarios.
· Una tercera sesión de retorno y aceptación una vez que se haya introducido todo el consenso en el proyecto final.