La autogestión de los bienes comunes es un ejercicio de soberanía democrática que busca superar el carácter excesivamente asistencial o paternalista de algunos servicios públicos. El objetivo es empoderar a los beneficiarios para que sean corresponsables de la complejidad que implica el uso, la gestión y el mantenimiento de los comunes urbanos. La autogestión tiene una larga tradición en la gobernanza compartida de centros cívicos, culturales o educativos y cooperativas productivas, de consumo o de vivienda. Sin embargo, es más inusual en los edificios de viviendas públicas. Ampliar la cultura cooperativa de autogestión en esta área puede servir para hacer más eficientes y democráticas algunas cuestiones complejas como los criterios de adjudicación de viviendas, tanto como para sensibilizar a la población sobre la necesidad de ampliar el parque de vivienda pública como para satisfacer las necesidades de la emergencia residencial.
Una vez terminada la construcción de viviendas de dotación para jóvenes de Caldes de Montbui, queremos mantener viva la llama de su espíritu participativo apostando por una autogestión proactiva, democrática y transparente. La comunidad, que siempre es propiedad de residentes y otras personas vinculadas a la iniciativa, es capaz de establecer criterios para la adjudicación de viviendas como el perfil de los beneficiarios, el sistema de priorización de los solicitantes, los períodos de permanencia y rotación, y los precios de los alquileres. También puede definir el programa de actividades de los espacios compartidos —como la sala polivalente o el jardín—, sus normas de uso y el conjunto de derechos y obligaciones de sus usuarios. Con el debido respeto a los principios de inclusión, transparencia y rendimiento de cuentas, será la comunidad de jóvenes de Caldes la que delimita el grado de intervención sobre todas estas cuestiones.