Hoy se ha puesto en marcha en las redes sociales el nuevo vídeo de presentación del edificio de viviendas públicas para jóvenes que promociona la ciudad de Caldes de Montbui. En dos minutos y medio, el clip refleja el testimonio de varios actores del proyecto. Desde los jóvenes de Caldes, pasando por puestos electos del consistorio, hasta miembros del equipo de arquitectos responsables del proyecto. A través de estas voces, está claro que la falta de vivienda asequible es un problema grave para los jóvenes. «Cuando buscan vivienda, los jóvenes terminan cayendo en casas precarias», dice María López, joven del municipio. Una alternativa a la precariedad residencial es alejarse, como explica Arnau Vila, también joven de Caldes, que sostiene que «la emergencia residencial empuja a muchos calderinos a salir del pueblo».
Pero los jóvenes no son las únicas víctimas de este éxodo que puede terminar afectando a la sociedad en su conjunto con fenómenos como el envejecimiento. Lo corrobora el alcalde Isidre Pineda cuando explica que «tradicionalmente, los jóvenes han sido excluidos de las políticas de vivienda pública y esto es un error que envejece nuestros pueblos y ciudades». El consistorio ha decidido promover este proyecto para defender el derecho a la vivienda, que «debería ser un derecho reconocido por todas las administraciones», según el alcalde. Para David Juárez, arquitecto del equipo de redacción, «debemos exigir vivienda pública», entendida como un derecho, «de la misma manera que exigimos salud pública o educación pública». Por esta misma razón, María López sostiene: «el hecho de que se construya una vivienda digna y que podamos acceder los jóvenes es un hecho muy significativo».
María misma hace hincapié en que la vivienda para los jóvenes es «una forma diferente de entender el hecho de emanciparse, vivir solo o tener una casa». Joan Lluch, otro joven del pueblo, lo califica como «una muy buena oportunidad para que los jóvenes empiecen a ser más autónomos». Pero más allá de la emancipación personal, el proyecto tiene como objetivo defender el derecho de los jóvenes al empoderamiento y la toma de decisiones a través de la participación ciudadana. «Tenemos la oportunidad de decidir cómo será este espacio», celebra Arnau Vila. Martí Many, otro joven, prevé que con la participación se construya fraternidad: «Habrá un ambiente muy joven, gran parte de la familia que se creará».
Sara Bellés, joven arquitecta del equipo redactor, va más allá de la dimensión participativa. Acepta que «debemos acabar de decidir muchas cosas», pero está claro que debe ser «un edificio con materiales reutilizados, reciclados, naturales y superecológicos». De hecho, la sostenibilidad es otra dimensión que quiere ser esencial en el proyecto. «Queremos que sean las mejores viviendas en cuanto a eficiencia energética y construcción sostenible», afirma Jordi Martín, concejal de Vivienda, Sostenibilidad y Ecologismo de Caldes.